Moléculas a reacción

Blog de divulgación del Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea

Un jarabe mortal: la diferencia entre glicerol y glicol

(José I. García Laureiro, ISQCH)

Hace unos días pudimos leer la noticia de que Panamá va a demandar a España ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, porque sus autoridades consideran que la justicia española se desentendió de uno de los casos de intoxicación más graves producidos en los últimos años: 171 víctimas mortales, y un millar de afectados, según los últimos cómputos.

tossin-jarabeEl caso se remonta al año 2003, en el que la sanidad pública de Panamá licitó la compra de 9.000 kg de glicerina para la elaboración de un jarabe para la tos. La glicerina o glicerol es un compuesto que ya nos ha aparecido en otras ocasiones en este blog, ya que se utiliza en muchas formulaciones por su capacidad humectante (pastas de dientes, cremas, desodorantes y jabones, entre otras). También se emplea como excipiente en formulaciones farmacéuticas (bajo el código E-422), ya que es esencialmente no tóxica, tiene sabor dulce (un 40% menos que el azúcar) y consistencia espesa. La glicerina es un producto natural, que aparece casi siempre asociado a los ácidos grasos, bajo la forma de triglicéridos (esteres de los ácidos grasos con la glicerina). La estructura de estas grasas ya la comentamos en uno de nuestros posts. Precisamente, una de las mayores fuentes actuales de glicerina proviene precisamente de la producción de biodiésel, en la que los triglicéridos se transforman en esteres metílicos de los ácidos grasos, quedando la glicerina en forma libre. Por cada tonelada de biodiésel  se producen unos 100 kg de glicerina, que debe purificarse antes de poder utilizarla en alguna de las aplicaciones mencionadas. Esto supone un grave problema para los productores de biodiésel, que deben tratar con grandes volúmenes de un producto para el que a veces no hay una salida comercial clara. Para poder emplearse en aplicaciones farmacéuticas, la glicerina necesita ser de al menos el 99,5% de pureza, y este proceso de purificación encarece considerablemente su precio final.

Esos 9.000 kg de glicerina necesitaban, pues, ser de «calidad farma». Aquí es donde abandonamos el prístino mundo de la química y nos adentramos en el mucho más turbio de “los mercados”. La empresa panameña Grupo Medicom fue la encargada de la compra de la glicerina en cuestión, para lo cual se puso en contacto con la empresa española Rasfer Internacional, S. A., supuestamente mayorista de productos químicos y farmacéuticos. En realidad, esta empresa actuaba como un auténtico bróker, intermediando entre el verdadero productor y el comprador, y llevándose en el proceso su correspondiente (y suponemos jugosa) comisión. Finalmente, Rasfer encargó el producto a una empresa china, Fortune Way (cuyo nombre ya debería despertar recelos) que, a su vez, tampoco era fabricante, sino otra intermediaria más. Esta empresa compró la glicerina a otra empresa china, esta sí, fabricante,  llamada Taixing Glycerine Factory. Aquí comenzó la pesadilla para los enfermos panameños, ya que la glicerina que se envió a España era de calidad TD (para usos industriales) en lugar de CD (para usos farmacéuticos). La empresa española recibió la glicerina y la reexpidió a Panamá sin realizar ningún análisis de su calidad. Allí tampoco se realizó ningún análisis en profundidad y se utilizó para fabricar más de 200.000 frascos de jarabe para la tos, que se distribuyeron gratuitamente  entre los estratos más pobres de la población, principales usuarios del servicio público de salud.

A partir de 2005 comenzaron a aparecer casos de insuficiencia renal aguda, diarrea y problemas urinarios. Se pensó en una infección a gran escala, pero poco a poco la evidencia se abrió paso: se trataba de una intoxicación masiva por consumo de dietilenglicol. En pocos meses había ya más de cien muertos y centenares de afectados. Por fin se analizó a fondo la glicerina en cuestión y apareció el causante del desastre.

glicerolSi nos fijamos en la estructura del dietilénglicol veremos evidentes similitudes con la de la glicerina. Ambos poseen varios grupos OH (tres la glicerina y dos el dietilenglicol) y un tamaño similar. Sus propiedades químicas son también parecidas. Sin embargo, el dietilenglicol, al igual que el etilenglicol es extremadamente tóxico, a diferencia de la glicerina. Ambos se emplean en mezclas anticongelantes, y se conocen casos de muerte por haber bebido agua de depósitos contaminados con líquido anticongelante. ¿Por qué esta diferencia de toxicidad? El origen está en los distintos caminos que siguen en nuestro organismo cuando se metabolizan. Como hemos dicho antes, la glicerina es un componente natural de nuestras grasas, y sus derivados son metabolitos habituales en nuestro organismo (gliceraldehído, dihidroxiacetona). Digamos que nuestro cuerpo “sabe qué hacer” con ella. Por el contrario, tanto el etilenglicol como el dietilenglicol se metabolizan en sustancias como el ácido glicólico, que es la mayor fuente de toxicidad, el ácido oxálico, cuyas sales de calcio, que ya nos aparecieron en otro post, pueden causar daños en el los riñones y conductos urinarios, o el ácido 2-hidroxietoxiacético, que causa daños en el hígado y los riñones. Dosis tan bajas como 0,1 mL  de etilenglicol por kg de masa corporal pueden causar daños graves, y dosis de 1,6 mL/kg pueden causar la muerte. Curiosamente, una pequeña modificación estructural puede eliminar esta toxicidad. Así, el propilenglicol, que no puede metabolizarse de la misma manera, carece de la toxicidad de sus parientes cercanos, por lo que su uso es mucho más seguro.

Como el dietilenglicol es un buen sucedáneo de la glicerina, y mucho más barato que ésta en la calidad farma, se han dado bastantes casos de intoxicaciones por su uso indebido. Aparte del caso de los jarabes panameños, se conocen otros muchos casos similares, en España, India, Nigeria, China Bangladesh, Argentina o Haití. Uno de los más llamativos es el de las falsas pastas de dientes. En el año 2007 se descubrieron en distintos puntos del globo “imitaciones” de pastas de dientes de distintas marcas conocidas (Colgate, Sensodyne), que en realidad provenían (¡oh, sorpresa!) de China, y que contenían dietilenglicol en su composición. Estas pastas, así como otras sin marca reconocida, fueron distribuidas por todo el mundo. Las autoridades chinas defendieron en un principio el uso de dietilenglicol en las pastas de dientes ya que no se habían observado efectos adversos en la población china. Sin embargo, ante la presión internacional, acabaron por prohibir su uso a los fabricantes. Podéis leer un reportaje sobre  este espeluznante caso, realizado por el New York Times.

El caso del jarabe para la tos mortal todavía no está cerrado. La Audiencia Nacional desestimó el caso porque según la legislación española, la empresa no estaba obligada a comprobar la composición de la glicerina comprada antes de revenderla. Las autoridades panameñas han apelado a una instancia superior. Muchas personas han sufrido por culpa de la negligencia, cuando no la codicia, de unos pocos. Algunos estarán pensando ¡qué peligro tienen los productos químicos!, pero, ¿qué es más peligroso, los productos químicos o las personas sin escrúpulos que se enriquecen comerciando indebidamente con ellos?

Esta entrada participa en el XXV Carnaval de Química, alojado en nuestro blog del ISQCH, “Moléculas a reacción

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Acerca de isqch

El Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea (ISQCH) es un instituto de investigación química mixto entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Zaragoza.

6 comentarios el “Un jarabe mortal: la diferencia entre glicerol y glicol

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  3. Marcelo Folcia
    15/02/2014

    Hola! esclarecedor artículo!, desgraciadamente suceden estas cosas y otras similares, sino recuerden el aceite de colza en España..¿como era la firma que lo vendía?Para finalizar, con que alcohol o glicol puedo completar una mezcla anticongelante de propilenglicol?, necesito preparar 10lt. para una conservadora de helados.Saludos desde el sur de America!

    • jigarciaisqch
      15/02/2014

      Gracias por tu comentario, Marcelo. El caso del aceite de colza fue, en efecto, otro ejemplo de como unos desaprensivos jugaron con la salud (y la vida) de las personas, con el fin de ganar algo de dinero. El aceite no se vendía bajo ninguna marca comercial, sino que se distribuía a granel en mercadillos, entre los compradores de clase más humilde. Como en el caso del glicerol de los jarabes, este aceite, procedente de Francia, no era apto para consumo humano, sino que se había desnaturalizado con sustancias químicas (como la oleil-anilida un derivado de ácido oléico con anilina), para su uso industrial. Hubo 350 víctimas mortales y más de 20.000 afectados. Particularmente penosa en este caso fue la respuesta de los gobernantes de turno. El ministro de Sanidad del momento, Jesús Sancho Rof, declaró, tres semanas después del primer fallecimiento, que la causa de la enfermedad (los síntomas iniciales eran los de una neumonía) era «un bichito que si se cae de la mesa, se mata» (http://elpais.com/diario/1995/10/24/espana/814489216_850215.html). Se tardó 50 días en establecer el vínculo entre los enfermos y fallecidos y la ingestión del aceite de colza adulterado. No duró ni un año en el cargo…
      En cuanto a la preparación de «anticongelante» casero, una mezcla al 50% de agua destilada y propilenglicol puede bastar, para comenzar. Normalmente, las formulaciones comerciales incluyen algún agente anticorrosivo, ya que el líquido suele circular a través de tubos o piezas de hierro, cobre, aluminio, etc., sensibles a la corrosión. De todas formas, si solo necesitas 10 L, quizá un par de envases de líquido anticongelante para coches podrían bastar, y no son tan caros, después de todo.

  4. Maribel Po
    18/10/2014

    Que barbaridad yo soy una de las vicTimas sobrevivientes de dicho envenenamiento gracias a Dios estoy viva pero me ha quedado secuelas

  5. walter
    18/01/2015

    Resulta muy gracioso que la empresa fabricante del jarabe, sea pública o privada, trate de eximirse de la responsabilidad que tiene como fabricante demandando a su proveedora, mucho más gracioso aún si como dice el articulo no comprobó la calidad de sus componentes, ni tampoco hizo las pruebas pertinentes antes de lanzar su producto al mercado.
    Un claro ejemplo de la resposabilidad centro-sur-americana que tanto nos caracteriza lamentablemente, espero ver el día en que este tipo de conductas cambie aunque dudo que así sea.

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