¿Qué tienen en común: El Coliseo de Roma (Italia), Petra (Jordania) y el Taj-Mahal (India)?
Más allá de ser consideradas Maravillas del Mundo Moderno, aparentemente no existe mucha similitud. Sin embargo, su espectacularidad se debe a un factor común a todas ellas: la simetría. Si por un momento visualizamos el Coliseo, la repetición de arcos en filas y columnas crea un efecto visual de elongación que se trasmite al espectador viendo un edificio de dimensiones inconmensurables. En el caso del palacio del Taj-Mahal, la simetría más evidente es la más común: la imagen reflejada en un estanque con lirios. Así pues, se ilustra la presencia de simetría como una repetición de un elemento (en este caso, arcos); en relación con un centro, un eje o un plano.
El pensamiento clásico, vigente en la actualidad, reflexiona sobre la importancia de la simetría en relación con el equilibrio, la proporción y la belleza, siendo especialmente importante en pintura, escultura y arquitectura. La influencia de la simetría en artes menos visuales es también esencial, como en la poesía y la música, enriqueciéndolas no sólo con la métrica sino con recursos en la composición.
Un ejemplo ilustre sobre la herencia de las proporciones matemáticas de la Antigüedad, tuvo lugar durante el Renacimiento. Es durante esta época de redescubrimiento de las civilizaciones griega y romana, cuando Leonardo Da Vinci, el genio multidisciplinar (e inquieto) realizó el canon más célebre de la simetría: el Hombre De Vitruvio. Este dibujo, pionero en el estudio de la anatomía y antropometría, describe el cuerpo humano como esencia de la simetría y por extensión, del mundo como un todo.
Pero la simetría no se quedó en el Renacimiento; y juega un papel vital en el día a día: los mapas de las ciudades del siglo XX proyectan grandes tableros de ajedrez urbanos, la forma de los campos de fútbol asegura las mismas oportunidades a cada equipo, el diseño aerodinámico de un coche o cosas tan sencillas como un tenedor, unas gafas o unos pantalones.
En la naturaleza, el predominio de las formas sencillas y el juego de las simetrías proporciona una gran variedad de formas al mundo animal y vegetal: sean los hexágonos que forman un panal de miel, las alas de una mariposa, una margarita o un sencillo cristal de hielo.
Esta armonía recurrente en un mundo macroscópico, está presente en el mundo de la materia elemental. Así las moléculas presentan formas simétricas, como en el caso de la molécula de oxígeno y de agua; el naftaleno formado por dos hexágonos unidos o el amoníaco formando una pirámide trigonal. Estas simetrías moleculares generan simetrías superiores, especialmente importantes dentro de unos sólidos llamados cristales. Este orden superior permite catalogar los cristales en 32 grupos puntuales diferentes.
Esta información extraída de la simetría (y mucha más) permite a los científicos, especialmente a los cristalógrafos, caracterizar todo tipo de moléculas, como proteínas, aminoácidos y antibióticos.
En nuestro grupo de investigación dentro del ISQCH, uno de los objetivos es la caracterización de compuestos totalmente novedosos con funciones catalíticas mediante una técnica denominada Cristalografía de Rayos X de la que os hablaremos con más detalle en próximas entradas de este blog. Permaneced atentos…
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